La publicidad exterior se erige como una estrategia sin igual al ser presenciada por millones de personas diariamente. Su poder radica en su omnipresencia, alcanzando a audiencias diversas sin importar la inversión comparada con otros canales. Elementos como las bandoleras, pantallas LED y paneles publicitarios trascienden las limitaciones temporales de una pauta televisiva, brindando una visibilidad constante. Esta presencia constante no solo maximiza la exposición de la marca, sino que también se traduce en una inversión más rentable, generando impacto y recordación a largo plazo en la mente del público. En un mundo donde la atención es fugaz, la publicidad exterior emerge como un faro visual que destaca y perdura.